El Papa libra una ofensiva diplomática para evitar la intervención militar | Internacional | EL PAÍS
Al tiempo que el papa Francisco enviaba una carta a Vladímir Putin y a los líderes del G20 reunidos en San Petersburgo pidiéndoles que eviten “soluciones militares” al conflicto de Siria, el secretario vaticano de Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti, reunía a los embajadores de 71 países acreditados ante la Santa Sede —la práctica totalidad de la representación diplomática— para que trasladen a sus respectivos Gobiernos la necesidad del cese inmediato de la violencia. Jorge Mario Bergoglio no parece dispuesto a contentarse con las previsibles llamadas a la paz —ya sean desde la plaza de San Pedro o desde las redes sociales— ni con la jornada de oración y ayuno a la que, el próximo sábado, ha invitado a los fieles de otras religiones e incluso a los ateos. El papa argentino pretende que la vieja y siempre bien engrasada diplomacia vaticana presione con fuerza a favor de la paz.
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