Un gauchito pensativo...

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sábado, 25 de agosto de 2012

Catholic.net - Descubrimientos sobre el cerebro femenino

Catholic.net - Descubrimientos sobre el cerebro femenino


Brizendine afirma que varones y mujeres tienen el mismo nivel promedio de inteligencia, pero que utilizan áreas anatómicamente más o menos desarrolladas y circuitos cerebrales distintos para resolver los mismos problemas, procesar el lenguaje, experimentar y almacenar la misma emoción.

Hablamos de sensibilidades cerebrales disímiles basadas en diferencias estructurales y hormonales que dotan a la mujer de talentos, habilidades, aspectos y maneras muy específicos.

redes- tve

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Simon Baron-Cohen:
Tal cual. Veamos, la gente en cierto modo es un sistema, por ejemplo, desde una perspectiva médica, puede decirse que la gente tiene un sistema cardiovascular, un sistema digestivo, un sistema hormonal… se puede pensar en la gente como en un sistema, pero esto no es realmente empatía.
Eduard Punset:
No.
Simon Baron-Cohen:
La empatía implica pensar en las emociones, y responder a las emociones de los demás.
Eduard Punset:
Y en cualquier caso, imagino que es más difícil entender el sistema de una persona que el de un objeto.
Simon Baron-Cohen:
Ciertamente. Los objetos inanimados son sistemas más predecibles. Las personas son sistemas, pero sistemas mucho más complejos y menos predecibles.

La Revista: ¿Cerebros distintos?

La Revista: ¿Cerebros distintos?


Lo que está menos claro es que las diferencias biológicas sean inamovibles. Por ejemplo, estudios con monos rhesus muestran que sus niveles de testosterona descienden cuando han tenido un fracaso social y aumentan, en cambio, cuando viven un momento de triunfo. Otros experimentos indican que el estrés emocional puede cambiar las tasas hormonales en hembras de roedores, lo que influiría posteriormente en la estructura del cerebro de sus fetos.
¿La conclusión? Que a través de procesos aún no totalmente comprendidos, la biología no es inmune a los estímulos sociales. De hecho, las propias diferencias entre hombres y mujeres se han ido estrechando a lo largo de la evolución humana, y en las últimas décadas la distancia se ha cerrado aún más.
Como explica el doctor Liaño, "el comportamiento humano exhibe una plasticidad que ha permitido al hombre adaptarse a extremos culturales y del entorno y los ha convertido en la especie más exitosa de la historia". Para ser totalmente precisos habría que preguntarse si, a las puertas del nuevo milenio, los nuevos roles de los hombres y mujeres podrían alterar el sistema operativo de sus cerebros.
Quizá un retazo del futuro lo haya adelantado un grupo de científicos del Laboratorio para el Razonamiento Complejo de la Universidad McGill, en Canadá. Sometidos por propia voluntad (durante un prolongado periodo de tiempo) a pruebas, grabaciones y filmaciones durante su trabajo en laboratorio, los evaluadores de los ensayos no han podido medir diferencias ni en el grado de exigencia ni en las dotes de mando o capacidad de réplica de las mujeres respecto de los hombres. La única diferencia que se ha visto, según los propios investigadores "es que, cuando se produce un descubrimiento inesperado, los hombres dan a entender que conocen la causa del mismo, mientras que las mujeres intentan investigar cuál puede ser dicha causa".
Estas dos estrategias sexuales diferentes, unidas por primera vez en la historia científica, podrían tener unas consecuencias muy positivas en la forma en que avance la ciencia en el futuro...

Blog de Eduard Punset » El cerebro tiene sexo

Blog de Eduard Punset » El cerebro tiene sexo

Es importante recordar que ni los circuitos cerebrales ni las hormonas nos convierten en lo que somos, no crean nuestro yo, aunque el yo surge de la actividad del cerebro. Las hormonas nos hacen tender hacia cierta conducta, pero no necesariamente hacen que dicha conducta tenga lugar. El destino de la biología es como una base: tenemos circuitos cerebrales y una corteza que alberga todo tipo de pensamientos y reflexiones. Cada vez aprendemos más y esto repercute sobre nuestro sistema límbico, por ejemplo, y cuando las hormonas actúan con fuerza, nos predisponen a ciertas conductas. Nuestra corteza puede escoger cuál de estas conductas activar. Es decir, la biología no marca totalmente nuestro destino, pero sin duda nos predispone hacia ciertas conductas, pensamientos y sentimientos.