Es "nuevamente hora" de "quitar con coraje cuanto hay de mundano en la Iglesia", afirmó ayer el papa Benedicto XVI en el último día de su tercer viaje a Alemania, donde ayer celebró misa en Friburgo ante unas 100.000 personas.
Sus palabras, casi como una proclama franciscana, llamaron a la Iglesia a desnudarse de su "riqueza terrena" para abrazar plenamente la "pobreza", liberándose del peso "material y político" para dedicarse mejor a su "misión apostólica".
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